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Algunos aprovecharán unos días más para conocer rincones de Ecuador antes de su partida, otros regresarán inmediatamente, pero de seguro, todos volverán con sus maletas llenas de experiencias, recuerdos, gratitud y orgullo.

Fueron dos semanas de intenso trabajo las que vivieron los 23 voluntarios de 8 países en Riochico. Todos coinciden en que no esperaban que el trabajo fuera tan duro, “físicamente agotador” admiten. Sin embargo, el fruto del trabajo les ha dejado más que satisfechos.

Ver el proyecto hecho realidad, con 21 aulas entregadas en 3 escuelas (15 en la escuela Sagrada familia de Playa Prieta, 5 en la escuela Medardo Alfaro de El Zapote y 1 aula lúdica en Carlos Montúfar de Riochico), es la mayor recompensa a su esfuerzo físico. Francisco Moro “Paco”, colaborador de Fundación Telefónica España y coordinador de los proyectos Riochico, subraya que además del éxito del proyecto de ayuda directa, el lado humano ha sido un aporte de gran valor para el proyecto.

Riochico, una comunidad entregada

Los voluntarios subrayan el hecho de que la comunidad se haya volcado de manera directa y espontánea con el trabajo realizado. “Que vengan voluntarios de 8 países, sentir que en otros lugares se preocupan por ellos, ha despertado la solidaridad local.” explica Paco.

Más de 1000 niños de Riochico pueden retomar la escuela gracias al trabajo de los voluntarios en aulas de bambú; menos peligrosas, más baratas y más rápidas de construir que si las hubieran construido de ladrillo. Paco comenta también el miedo de las familias ante la posibilidad de llevar a sus hijos a escuelas de ladrillo, ahora se sienten más seguras.

Verónica Vargas, presidenta de la Junta Parroquial de Riochico, agradeció personalmente el trabajo realizado por los voluntarios. Verónica, líder comunitaria muy implicada con las personas, recuerda que se sentía impotente ante las madres de familia que le confesaban que sin escuelas, sus hijos perderían el año escolar. Motivos económicos impedirían que niños de Riochico pudieran acceder a otras escuelas más alejadas de sus comunidades, sin embargo, ahora tendrán un lugar donde luchar por sus sueños.

A Ramón, voluntario argentino, la comunidad ha sido precisamente lo que más le ha sorprendido en sus Vacaciones Solidarias Internacionales. El veterano del grupo, apodado “El abuelo” por algunos de sus compañeros, se ilusionó por ver una comunidad esperanzada y luchadora. Para Ramón, ser aceptado en VSI2016 fue la oportunidad de cumplir una meta que estaba deseando, pero esperaba encontrarse una sociedad más derrotada y abatida por el desastre.

Aprendizajes de ida y vuelta

Los Voluntarios Telefónica se enfrentaron a un duro trabajo para el que, a priori, no estaban preparados. No tenían formación en construcción y es, sin duda, una profesión muy alejada de lo que acostumbran hacer en sus puestos de trabajo en Telefónica. Sin embargo, es inevitable destacar capacidad de aprender y la habilidad para aplicar los conocimientos que les aporta su experiencia profesional: labores de gestión, organización de equipos, materiales…

Miguel Parra, colaborador de Movistar Plus España, es el ejemplo más claro de eso. Lo que en principio fue una idea de documentar en video su experiencia en Vacaciones Solidarias Internacionales 2016, finalmente resultó un proyecto profesional serio. Miguel, durante su experiencia ha tomado videos y filmado entrevistas para finalmente realizar un documental del proyecto.

En otro sentido bien distinto, Jorge, voluntario brasileño, ha podido aportar desde su experiencia personal a este proyecto. Desde niño, Jorge ha sido boy scout y actualmente es líder de un grupo en Brasilia. La capacidad de animador que le ha dado esta experiencia previa, ha quedado clara tanto entre sus compañeros como con los niños. Además, ha podido aplicar conocimientos de boy scout a la hora de atar las cañas de bambú, cosa que ha enseñado a sus compañeros y ha sido muy útil para todos.

Cristóbal, colaborador de Telefónica en España, sin embargo, es quién más aprendizaje se lleva de Riochico. Cristóbal fue quien, desde España, impulsó el proyecto en Sagrada Familia. Vinculado a esta comunidad religiosa en su país de origen, supo de la tragedia sufrida en el colegio y se decidió a promover este proyecto. Pero no le bastó con reconstruir la escuela dotándola de aulas de bambú para que los alumnos pudieran retomar sus clases, sino que instaló una planta potabilizadora en el lugar. Cristóbal habla de tornillos, juntas y sistemas de potabilización como si fuera su profesión, “todo se puede aprender, si quieres ayudar a los demás” admite.

“Llegamos grupo, nos vamos equipo”

Es un lema que han repetido bastante durante su estancia en Riochico, y es que a pesar de trabajar en la misma empresa y en algunos casos en la misma ciudad, no se conocían.

Santiago, Marta y Carlos (colaboradores de Telefónica en Madrid, España) podían haberse cruzado miles de veces en las calles de Madrid e incluso en el trabajo, pero no sabían quién era el otro. Esto ya nunca volverá a ser así, Vacaciones Solidarias Internacionales es un vínculo que une a las personas.

Carlos lo sabe bien, ya que no es la primera vez que realiza voluntariado internacional y aún mantiene amistades de los otros proyectos en los que trabajó. Como no podía ser de otra manera, espera mantener las amistades que han surgido en Riochico y ya están haciendo planes para el reencuentro en Madrid.

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