Aprendemos para trabajos que todavía no existen. Esta aseveración refleja que necesitamos un modelo educativo que rompa la idea de un tipo de clase hecho para todos, sin tomar en cuenta las diferencias y el carácter único de cada estudiante.
Para salir de un patrón de enseñanza que se mantiene desde la Revolución Industrial, es importante ver al aprendizaje como un proceso para acompañar a los cambios del mundo, el que toma ventaja de las características individuales de sus miembros.
Como una forma de responder a esta necesidad, nace el aprendizaje personalizado, un enfoque educativo que adapta la pedagogía, la malla curricular y los ambientes de enseñanza a las aspiraciones y requerimientos individuales de los estudiantes.
Este modelo se basa en las habilidades y las metas de los alumnos, por lo que los ubican en el centro del sistema y así los empodera para que puedan expresarse, pensar críticamente, colaborar, preguntar, investigar y ser creativos en el mundo.
Aunque este concepto no es nuevo, evoluciona rápidamente para desarrollarse en un ambiente digital, que hace más fácil su aplicabilidad, puesto que la tecnología aumenta su alcance y lo hace accesible y asequible.
En conclusión, lo que hace el aprendizaje personalizado es tratar a los estudiantes para que desarrollen sus fortalezas y pueden responder necesidades que aún no han sido resueltas o para crear proyectos innovadores y novedosos.
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