Los Voluntarios Telefónica se despidieron de Las Gilces (comunidad de Crucita, en Portoviejo) tras la entrega del aula polivalente en la Escuela Rodolfo Chávez Rendón y las mejoras del centro comunitario.
El pasado 15 de agosto, 18 voluntarios provenientes de Argentina, Brasil, Ecuador, España, Guatemala, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela, comenzaron una aventura que no habían imaginado. Todos ellos colaboradores de distintas áreas del grupo Telefónica y, en su mayoría, con escasos conocimientos de construcción, donaron dos semanas de sus vacaciones a la comunidad manabita de Las Gilces.
“Este es un momento histórico porque nunca antes en esta comunidad
hemos podido ver tantos países unidos por nuestro país”
Martín Rivera, padre de familia.
Una comuna joven
«Están creando oportunidades para el 40% de la población de Las Gilces»
Mayra Perero, GAD Portiviejo
La comunidad de Las Gilces está llena de jóvenes con mucho entusiasmo y que saben trabajar duro. “Nos hemos involucrado muchísimo en el tema de la comunidad antes del terremoto, después del terremoto, y seguimos trabajando ahora con el grandioso apoyo de Fundación Telefónica” relata Manuel Reyes, líder comunitario perteneciente a la agrupación juvenil de Las Gilces. A este grupo pertenecen aproximadamente 35 jóvenes que “quieren ver una comunidad cambiada”.
“Tenemos un gran potencial, pero tenemos que trabajar mucho
para vender lo que tenemos”
Manuel Reyes, Líder comunitario.
Emprendimiento social y construcción del aula
Con el campamento de emprendimiento, organizado en colaboración con I Love Ecuador y en el que los voluntarios fueron mentores, se pretendía impulsar a los adolescentes a ser emprendedores y generar ideas que beneficiaran a su comunidad.
«El campamento de emprendimiento es una excusa para conocerles
y demostrarles que tienen mucho que ofrecer»
Paul Jarrín, I Love Ecuador.
Durante estos talleres de emprendimiento, los jóvenes realizaron algunos proyectos, principalmente relacionados con la protección al medio ambiente. En la playa se realizaron mingas de limpieza, se colocaron tachos de basura creados con material reciclado; en la escuela se elaboraron campañas de sensibilización sobre la forma correcta de distribuir los desechos y además para motivar al arreglo y mantenimiento de los juegos infantiles. Todo esto lo hicieron por el bien de la comunidad infantil y adulta de la zona.
“Aprendimos que cada uno puede dar más de sí. Es muy bonito que esto se dé acá y esperamos que siga siendo así. Ha sido muy enriquecedor compartir esta experiencia con los voluntarios internacionales.” Ivonne, alumna de bachillerato
Pero más allá de los proyectos, los adolescentes pudieron compartir tiempo de aprendizaje con los voluntarios. Jairo, alumno de bachillerato, cuenta que con Grazela Nardes, una de las voluntarias brasileñas y mentora de su proyecto, pudieron intercambiar palabras en español y portugués, aprendiendo unos de otros; de Patricia Ventura, voluntaria española, “aprendimos su actitud trabajadora, además de trabajar en equipo y desenvolvernos por nosotros mismos” relata María José, también alumna de bachillerato.
Por otra parte, los voluntarios hicieron un gran trabajo en la construcción de un aula en la escuela Rodolfo Chávez Rendón; si bien es cierto, no tuvo afectaciones de infraestructura por el sismo, pero requerían un espacio dedicado a promover la participación de los adolescentes. Por esta razón, los Voluntarios Telefónica construyeron un aula de 40 m2, la cual fue denominada “Cabaña: Estudiantes en Acción”, cuyo nombre fue traducido al inglés y portugués, con el fin de promover el desarrollo de proyectos de participación estudiantil, emprendimiento social y económico.
Reconstrucción social
Con los proyectos de Vacaciones Solidarias Internacionales, más allá de lo material, es el tejido social el que poco a poco se empieza a reconstruir, especialmente en este proyecto; la labor de los voluntarios en Las Gilces era demostrar el potencial de esta comunidad.
“Con el terremoto en Las Gilces perdieron parte de sus fuentes de ingresos,
como son la pesca y principalmente el turismo.”
Matías Figueroa, coordinador del proyecto.
“Todo lo que estamos reconstruyendo aquí no tiene que ver únicamente con lo material” dice Matías Figueroa. Él incide en la idea de que el trabajo realizado en Las Gilces es para activar una comunidad que podía haberse quedado en la pasividad tras el desastre, pero que tiene mucho que ofrecer y por lo que luchar.
Tanto el aula creada en el colegio, denominada “Estudiantes en acción”, como el techo del Centro Comunal, son ahora espacios de unión en los cuales los jóvenes de la comunidad pueden compartir.
Todo empieza y termina en el manglar
“Este viaje en realidad fue el mejor comienzo, porque comencé mi experiencia conociendo el manglar y terminé plasmando uno en la pared”
Patricia Bortolón, Voluntaria uruguaya.
Patricia Bortolón, voluntaria de Uruguay, se había postulado por cuatro años a Vacaciones Solidarias Internacionales; en esta ocasión, entre incertidumbre y muchas expectativas su sueño se hizo realidad. Reconoce haber aprendido que las cosas suceden por alguna razón, y todas las experiencias de este viaje las dejó plasmadas en un mural que ahora da luz, color y sobre todo identidad propia al centro comunal de Las Gilces.
Con este proyecto de Las Gilces, concluyeron los cinco proyectos de Vacaciones Solidarias que acogió Ecuador durante los meses de julio y agosto. Pero esto no es un adiós, sino un “hasta siempre”, porque los voluntarios que han participado en los proyectos de Vacaciones Solidarias Internacionales 2016 en Las Gilces, La Villega, Isla Luis Vargas Torres e Isla Roberto Luis Cervantes, El Zapote y Playa Prieta de las provincias de Manabí y Esmeraldas, seguirán siempre #ContigoEcuador.