Manaos es la capital del estado Amazonas en Brasil. Esta ciudad, ubicada en la selva, es el punto de cruce de dos grandes ríos y tiene un clima caluroso y con lluvias. Al este de la urbe, en un barrio periférico, se encuentra la escuela municipal Lili Benchimol, lugar donde se desarrolló el proyecto Vacaciones Solidarias 2018, edición Manaos.
Vacaciones Solidarias Internacionales (VSI) es una iniciativa global de Fundación Telefónica; en ella todos los años, un grupo de colaboradores del grupo Telefónica donan sus vacaciones para participar en actividades de transformación social y, en 2018, de educación digital junto a la solución ProFuturo, la que busca reducir la brecha digital en los niños y niñas de entornos vulnerables.
En Manaos, este fue el primer año que el proyecto se ejecutó en la ciudad y contó con la participación de 17 Voluntarios provenientes de Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Perú y Venezuela. Esteban Villalba, colaborador de Telefónica por 11 años, fue el representante ecuatoriano en este grupo que por 15 días decidió dar su máximo esfuerzo por otros.
Esteban se ha involucrado en el programa Voluntarios Telefónica desde 2007; en este tiempo, ha participado en varias actividades con niños y niñas y continuamente ha buscado ser parte de espacios de aporte social. En 2018 decidió postularse a VSI, pues los lugares donde se desarrollaba el proyecto presentaban nuevos frentes en los que se podía contribuir.
“Era un tema de vivir una experiencia en la que estás con personas desconocidas por un objetivo que es ayudar y entregarse. Lo que siento es una posibilidad de contactarse con el amor y con el dar sin fronteras, sin que haya la coincidencia de la idiosincrasia, de estar en tu tierra”.
Al contar su experiencia, no es difícil darse cuenta de la sorpresa que se llevó Esteban al conocer que iba a ser parte del proyecto en Manaos. Él imaginaba encontrarse con una ciudad llena de gente cariñosa, con algunas diferencias y le ilusionaba conocer otra cara de Brasil.
Cuando los voluntarios llegaron a Lili Benchimol se llenaron de emociones con el recibimiento de los niños y los docentes. Al entrar a la escuela, vieron un mural con sus 17 nombres; este detalle aumentó su motivación para empezar las actividades del proyecto.
La primera semana, Esteban y el equipo se familiarizaron con la herramienta y la plataforma de ProFuturo para implementar el proyecto en la unidad educativa; esta era una de las partes clave de su trabajo en Manaos. En grupos, los Voluntarios se dividieron para cumplir con la recuperación de la huerta escolar, la potencialización de la alfabetización y la lectura y la ampliación de posibilidades de inclusión.
Esteban se encontraba en el equipo de alfabetización y lectura; entre lo que debía hacer se encontraba la recuperación de la Casita de la abuela; este es un espacio emblemático de la escuela, creado hace varios años por una docente para superar el déficit de lectura de los estudiantes. En este lugar, la profesora se disfrazaba de abuela y les leía cuentos a los niños o les daba lecturas; más adelante, debido al deterioro físico de un muro cercano, el lugar estuvo expuesto a invasiones externas y las actividades de la Casita se descontinuaron.
Al enterarse de este trabajo, la Prefectura de Manaos se entusiasmó y decidió involucrarse; es así que brindó apoyo para la construcción del muro y el trabajo físico. De esta forma, los Voluntarios pudieron construir la casa de lectura y entregarla a la escuela. Este proceso también se integró al funcionamiento de ProFuturo, ya que Esteban y el equipo cargaron dibujos y materiales sobre cuentos hechos por los niños. Esteban recuerda con alegría las reacciones de los pequeños cuando descubrieron que ellos también podían ser parte de la creación de contenidos para la plataforma; ellos veían que la solución permite crear procesos participativos para todos los agentes del aula.
“Me siento muy orgulloso de formar parte de ProFuturo, había leído tanto sobre la importancia de reducir la brecha digital y nosotros que trabajamos en este negocio no podíamos estar al margen. Esta es una propuesta decidida para que la brecha digital se acorte. Me quedé impresionado por el material que tiene y la versatilidad con la que se puede trabajar”.
Adicionalmente, los Voluntarios pudieron participar en la creación de una feria cultural, en la que cada uno de ellos exponía sobre los países de donde provenían; en este trabajo los Voluntarios pudieron trabajar en complicidad con los docentes, estrechando las relaciones con toda la comunidad de Lili Benchimol.
Los lazos que se crearon entre los Voluntarios fue otro elemento importante para Esteban en Vacaciones Solidarias Internacionales:
“Mis compañeros tenían distintas edades y conocimientos; fuimos un grupo unido y proactivo y esto enriqueció el proceso, lo que ocurre cuando existe un compromiso trascendente”.
La alegría de dejar una enseñanza es lo que también motivó a Esteban en este viaje. Él trabajó con mucho énfasis para permitir que los niños y niñas de la escuela tengan sueños y objetivos:
“Yo creo que ellos y nosotros nos transformamos. Los Voluntarios les transmitimos el soñar y en el mural de despedida nos encontramos con un “Gracias por ayudarnos a soñar”. Este mensaje fue una inyección de esperanza, empuje, motivación en profesores, niños y Voluntarios.”
Esteban resumen su proceso en Vacaciones Solidarias Internacionales como una experiencia que le permitió conectarse con varias emociones y que la que pudo compartir con personas que hicieron a este proyecto mejor de lo que esperaban. Para él lo que le gustaría lograr con su vivencia es:
“Compartir lo que sentí y lo que se quedó conmigo, que es la reafirmación de esa creencia o sentimiento que el amor lo puede todo, que no hay límites y todos los sueños son posibles”.
¡Conoce la experiencia de Esteban, contada desde Brasil!
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